16 de julio de 2025

En un mundo dominado durante décadas por los gigantes tecnológicos occidentales, principalmente por Microsoft y su omnipresente Windows, la llegada de HarmonyOS marca un cambio de paradigma fascinante. No se trata simplemente de otro sistema operativo en el mercado: es una propuesta ambiciosa y soberana que desafía el dominio global del software privativo y cerrado.

Como entusiasta de la tecnología y firme defensor de la filosofía del software libre, siempre he sentido cierto rechazo hacia el ecosistema restrictivo y muchas veces invasivo de Microsoft. Las actualizaciones forzadas, la recopilación masiva de datos y la falta de control real por parte del usuario son aspectos que me hacen mirar hacia otras direcciones —como Linux, FreeBSD, e incluso nuevas plataformas emergentes. Y justo ahí es donde entra HarmonyOS.

¿Qué es HarmonyOS?

HarmonyOS, también conocido como HongMengOS en China, es un sistema operativo desarrollado por Huawei, lanzado oficialmente en 2019 como respuesta a las sanciones de Estados Unidos. Pero más allá de una simple reacción política, HarmonyOS representa un movimiento estratégico para romper la dependencia tecnológica de Occidente y crear una alternativa competitiva desde Asia.

El sistema ha evolucionado rápidamente y se ha convertido en un ecosistema distribuido, capaz de ejecutarse en smartphones, tablets, relojes inteligentes, televisores, electrodomésticos, automóviles, y más. A diferencia de Android o Windows, HarmonyOS está diseñado desde sus raíces como un sistema operativo universal, enfocado en la interoperabilidad, rendimiento y bajo consumo de recursos.

Arquitectura distribuida y el Internet de las Cosas (IoT)

Uno de los puntos más innovadores de HarmonyOS es su arquitectura distribuida. Esto permite que diferentes dispositivos compartan recursos, datos y funciones como si fuesen un único sistema. Por ejemplo, puedes contestar llamadas desde tu reloj, continuar una videollamada en tu televisor, o usar el micrófono de tu altavoz inteligente para dictar un mensaje en tu tablet.

Este concepto rompe con el paradigma clásico de sistema operativo aislado y apunta hacia el futuro del Internet de las Cosas, algo que Windows ni siquiera se ha acercado a lograr con el mismo nivel de integración y eficiencia.

HarmonyOS vs Android y Windows: ¿realmente diferente?

Muchos críticos señalaron en sus inicios que HarmonyOS no era más que un fork de Android. Y aunque es cierto que versiones iniciales estaban fuertemente basadas en AOSP (Android Open Source Project), con el paso de los años HarmonyOS ha ido separándose cada vez más, construyendo su propio núcleo llamado “HarmonyOS microkernel”.

Este microkernel no solo mejora la seguridad (separando servicios esenciales y reduciendo la superficie de ataque), sino que está optimizado para funcionar en dispositivos con recursos limitados, algo que ni Android ni Windows logran con soltura.

Además, HarmonyOS está apostando por herramientas propias de desarrollo, como el lenguaje ArkTS y el framework DevEco Studio, los cuales tienen una curva de aprendizaje rápida, algo que desarrolladores cansados del caos de entornos como Visual Studio pueden llegar a apreciar.

Huawei AppGallery: ¿una verdadera alternativa?

Para que un sistema operativo triunfe necesita su propio ecosistema de aplicaciones. Aquí entra en juego AppGallery, la tienda de apps de Huawei que, aunque aún no iguala a Google Play Store, ha avanzado a pasos agigantados, con decenas de miles de aplicaciones populares y en crecimiento constante.

Con acuerdos con empresas chinas y globales, Huawei está apostando fuerte por la independencia digital. Para aquellos que no quieren estar atados al ecosistema de Google (que, aunque basado en Linux, ha tomado un camino muy cerrado), HarmonyOS representa una ventana a una internet más descentralizada.

¿Open Source? ¿Libre?

Aquí viene una pregunta clave para los fanáticos del software libre: ¿es HarmonyOS completamente abierto?

No del todo. Aunque Huawei ha liberado partes importantes del código a través del proyecto OpenHarmony (bajo la China Open Atom Foundation), la versión de HarmonyOS instalada en dispositivos Huawei todavía incluye elementos cerrados. Sin embargo, esta dirección hacia el código abierto es significativa y podría derivar en una versión completamente libre mantenida por la comunidad en el futuro, similar a lo que ha ocurrido con Android y LineageOS.

Además, con la apertura reciente de proyectos como WSL de Microsoft, es claro que el software libre y abierto está ganando terreno. HarmonyOS podría sumarse a esta ola de innovación abierta si Huawei decide soltar aún más control.

El futuro de HarmonyOS: ¿dominará fuera de China?

Hoy en día, HarmonyOS ya tiene cientos de millones de dispositivos activos. Su adopción en China es masiva, y cada día más desarrolladores están siendo incentivados para portar sus apps a este nuevo entorno.

Fuera de China, aún enfrenta desafíos: la desconfianza hacia Huawei por parte de algunos gobiernos, la dependencia del ecosistema Android en Occidente, y la falta de compatibilidad con algunos servicios de Google. Sin embargo, la descentralización tecnológica es inevitable, y HarmonyOS tiene todo lo necesario para convertirse en un actor relevante.

Conclusión

Desde la mirada de un entusiasta de la tecnología que siempre ha defendido las alternativas a Microsoft y al software cerrado, HarmonyOS es una bocanada de aire fresco en un ecosistema saturado de plataformas invasivas y corporaciones que anteponen el lucro al control del usuario.

¿Es perfecto? No. ¿Tiene camino por recorrer? Mucho. Pero es un paso valiente hacia un mundo digital más soberano, más distribuido y potencialmente más libre.

Como ocurre con Linux, su éxito dependerá de la comunidad, de los desarrolladores, y de la voluntad de los usuarios de mirar más allá de las opciones que nos han impuesto por décadas. Si HarmonyOS logra abrirse aún más y fomentar un ecosistema vibrante, podría cambiar las reglas del juego por completo.

¿Y tú? ¿Te animarías a probar algo verdaderamente nuevo y diferente?

Porque el futuro no está en una sola empresa, sino en las posibilidades infinitas que nos da la libertad tecnológica.

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