22 de noviembre de 2025

Durante más de una década, el movimiento terraplanista se presentó como una corriente que desafiaba el conocimiento establecido sobre el planeta que habitamos. Sus miembros afirmaban que la Tierra era un disco plano, cubierto por una cúpula, y que toda explicación contraria —misiones espaciales, satélites, vuelos intercontinentales— formaba parte de una conspiración global. Sin embargo, la llamada expedición conocida como The Final Experiment terminó convirtiéndose en la evidencia más clara que derrumbó por completo esos argumentos.

❄️ La expedición al fin del mundo: “The Final Experiment”

En diciembre de 2024 se organizó una expedición al continente antártico con el objetivo declarado de verificar con sus propios ojos si el sol realmente desaparecía en el hemisferio sur, o si, como sostenían muchos terraplanistas, no existía jamás el fenómeno del “sol de medianoche”.
El organizador de la expedición fue Will Duffy, un pastor cristiano de Colorado que convocó a un total de 48 creadoras y creadores de contenido online para participar: 24 terraplanistas (“flat Earthers”) y 24 a favor del modelo esférico (“globe Earthers”).

La expedición, que implicó tres años de preparación, tuvo lugar en el campamento de Union Glacier Camp (aproximadamente a 79° S de latitud) ubicado en la Antártida occidental.

El objetivo: observar en directo y transmitir el fenómeno del sol de medianoche, un hecho que según el modelo plano de la Tierra no debería ser posible.

☀️ El fenómeno que no pudieron negar

Durante la expedición, los participantes marcaron la medianoche en el reloj…, y sin embargo el sol seguía visible en el horizonte. Esto es lo que se conoce como “sol de medianoche” —un fenómeno natural que ocurre porque el eje de rotación de la Tierra está inclinado y en pleno verano antártico el sol nunca se pone.

Este fenómeno es incompatible con los modelos terraplanistas que colocan a la Antártida como un “muro de hielo” que rodea un disco plano: en ese supuesto escenario, el sol debería subir y bajar diariamente, no permanecer visible durante 24 horas.

Uno de los participantes reconoció públicamente su asombro. El youtuber Jeran Campanella admitió que estaba convencido de que el sol de 24 horas no existía, hasta que lo vio con sus propios ojos:

“Sometimes you are wrong in life. I thought there was no 24-hour sun. In fact, I was pretty sure of it.”

A veces uno se equivoca en la vida. Yo creía que no existía el sol las 24 horas. De hecho, estaba bastante seguro de ello.

La escena recorrió redes y medios. Lo que había sido negado por muchos terraplanistas, fue comprobado directamente por ellos mismos. Ya no era solo teoría, era experiencia.

🧠 El golpe más fuerte al terraplanismo moderno

Este experimento fue el golpe más resonante que ha recibido el movimiento terraplanista en años por varias razones:

Fue una observación directa, en el terreno, no una simulación o debate teórico.

El fenómeno observado —el sol de medianoche— se explica únicamente con una Tierra esférica, inclinada y rotando.

Participantes del movimiento tuvieron que admitir frente al público que su modelo no lo predecía.

El organizador (Will Duffy) lo planteó explícitamente como “terminar el debate una vez por todas”.

El modelo plano simplemente no puede acomodar esa realidad sin recurrir a explicaciones invendibles (como que el sol fue manipulado, que la expedición fue un montaje o que la Antártida no existe de esa forma). Y muchos miembros reconocieron que las explicaciones alternativas se volvieron insostenibles.

🌐 La respuesta de la comunidad terraplanista

Tras la difusión de los aplastantes resultados, la comunidad terraplanista tontamente se dividió:

Algunos aceptaron parcialmente que habían estado equivocados sobre el sol de medianoche.

Otros se aferraron a explicaciones conspirativas (que el viaje fue un montaje, que las imágenes fueron manipuladas, etc.).

Las confesiones públicas —como la de Jeran Campanella— generaron un efecto dominó, pero no todos cambiaron de postura; algunos permanecieron en el movimiento, aunque admitiendo que ciertos argumentos fallaron.

De acuerdo con Wikipedia, el artículo de la expedición señala que:

“The wider flat-Earth community has largely rejected the results of the expedition, claiming that the footage was filmed in a dome studio or on a green screen.”

Y también que el mismo Will Duffy declaró:

“The flat Earth community is imploding. They cannot decide what to believe. They’ve all come up with their own conspiracies.”

La comunidad terraplanista se está desmoronando. No se ponen de acuerdo en qué creer. Todos se han inventado sus propias teorías conspirativas.

🛰️ La ciencia siempre tuvo la respuesta

La física moderna, desde los antiguos griegos hasta los satélites de hoy, ya había establecido que la Tierra es aproximadamente esférica. Pero esta expedición tuvo un valor simbólico: observación empírica en el terreno, sin necesidad de teorías complejas para comprobarlo.

El fenómeno del sol de medianoche solo se mantiene si:

La Tierra es un globo que rota.

Su eje está inclinado respecto al plano de su órbita alrededor del sol.

Durante el verano polar, el polo se mantiene orientado hacia el sol, y por eso la luz permanece visible durante 24 horas.

Ningún modelo plano de Tierra predice ese comportamiento correctamente.

Esta prueba fue hecha ya hace casi un año y aun es bueno recordar que en tiempos modernos aun queda gente muy apegada a creencias antiguas y erradas.

🔚 Conclusión: El final de una era de negación

La llamada “prueba final” marcó un antes y un después. Aunque algunos grupos aún persisten en el terraplanismo, con este experimento perdieron su base empírica más fuerte frente al público general. Al organizarse una expedición real, al mostrar un fenómeno que claramente contradice el modelo plano, y al provocar que algunos de sus propios exponentes admitieran errores, se cerró esa etapa de la forma más contundente posible.

El organizador Will Duffy lo dijo con claridad: tomó tres años de planificación, involucró a creyentes y escépticos del modelo esférico, se financió (aproximadamente USD 35 000 por participante) y se realizó en condiciones reales de la Antártida.

La ciencia no necesita creer; necesita demostrar, y en este caso lo ha hecho con absoluta claridad. Vivimos en un planeta esférico. Y quienes intentaron demostrar lo contrario… lo vieron con sus propios ojos y tuvieron que reconocerlo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *