12 de septiembre de 2025

Hace poco tiempo decidí dar un paso que llevaba años pensando: dejar atrás Windows y pasarme de lleno a Linux. No fue fácil, sufrí bastante al instalar tres diferentes distribuciones, probando y descartando hasta que encontré la que mejor se ajustaba a mí: CachyOS. Esa fue la que me convenció, la que me hizo sentir que finalmente había encontrado mi lugar en el ecosistema Linux.

Una vez instalado el sistema, empezó la verdadera aventura: configurar y personalizar. No se trataba solo de usar Linux, sino de adaptarlo a mi manera de trabajar y a mi forma de entender la computadora.

Entre esas configuraciones hice de todo:

  • Agregar un método de teclas para suspender en modo root.
  • Ajustar opciones en varias aplicaciones.
  • Editar y retocar configuraciones en el bash, agregando y quitando cosas.
  • Cambiar imágenes de fondo.
  • Ajustar detalles aquí y allá hasta dejar el sistema a mi gusto.

Algunas cosas ni siquiera recuerdo cómo las hice. Muchas veces me apoyé en ChatGPT para resolver dudas y encontrar la forma correcta de ejecutar cambios.

Y aquí aparece mi dilema: ¿qué pasa si algún día tengo que reinstalar?

Linux, en especial CachyOS, me ha dado una tranquilidad que no sentía en Windows. Mi sistema es estable, sólido, no se rompe, y creo que podría pasar años sin necesidad de formatear ni reinstalar nada. Esa confianza me relaja, pero al mismo tiempo me preocupa:

👉 ¿Cómo recordaré todas mis configuraciones si en algún momento necesito reinstalar?
👉 ¿Qué pasará si compro un nuevo almacenamiento y tengo que reinstalar desde cero?
👉 ¿Seré capaz de repetir todos los ajustes que hice, algunos de los cuales ni recuerdo ya?

Esa es mi gran inquietud: la memoria de mis propios cambios. He construido un sistema que refleja exactamente cómo quiero usar mi computadora, pero si mañana todo desaparece, no tengo claro cómo volver a levantarlo de la misma manera.

Por ahora disfruto la estabilidad de CachyOS y la confianza de que no tendré que tocar el instalador por mucho tiempo. Pero sé que tarde o temprano, el futuro me pondrá frente a esa situación: volver a empezar y reencontrarme con mis propios pasos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *