En los últimos años, el mundo ha visto un avance significativo en las tecnologías de pago, desde el biopago con huella digital hasta el reconocimiento facial. Países como Venezuela, con su sistema de biopago basado en huellas digitales, o China, con su uso masivo de identificadores faciales para transacciones, han adoptado estas innovaciones como parte de su ecosistema financiero. Sin embargo, en Perú, este tipo de tecnologías no han logrado consolidarse, y la razón principal radica en el enfoque que las billeteras digitales locales, como Yape y Plin, han adoptado para captar y retener usuarios.
El enfoque de las billeteras digitales en Perú
En Perú, las billeteras digitales no solo buscan facilitar pagos, sino que también están enfocadas en crear un ecosistema integral donde el usuario no solo realice transacciones, sino que también interactúe con servicios adicionales, como comercio electrónico y productos financieros. Yape, desarrollado por el Banco de Crédito del Perú (BCP), y Plin, impulsado por Scotiabank, han entendido que la clave para su éxito no está únicamente en la tecnología de pago, sino en la capacidad de generar un mercado propio donde los usuarios encuentren valor agregado.
Estas plataformas no solo permiten enviar y recibir dinero de manera rápida y sencilla, sino que también ofrecen descuentos, promociones y acceso a servicios como recargas de teléfono, pago de servicios básicos e incluso compras en comercios asociados. Este enfoque busca que el usuario no solo use la plataforma para pagar, sino que la integre a su vida diaria, generando dependencia y fidelidad.
El biopago en Perú: ¿Por qué no es rentable?
El biopago, que utiliza tecnologías como la huella digital o el reconocimiento facial para autorizar transacciones, podría parecer una solución innovadora y segura. Sin embargo, en el contexto peruano, esta tecnología enfrenta varios desafíos que limitan su rentabilidad y adopción masiva.
- Infraestructura y costos: Implementar sistemas de biopago requiere una inversión significativa en infraestructura tecnológica. En un país donde aún existen brechas digitales y donde muchos comercios no cuentan con dispositivos avanzados, el costo de adoptar estas tecnologías puede ser prohibitivo.
- Cultura de pago: En Perú, el uso de efectivo sigue siendo predominante, y la adopción de métodos de pago digitales es relativamente reciente. Las billeteras digitales han logrado ganar terreno al ofrecer soluciones simples y accesibles, pero el biopago representa un salto tecnológico que podría no ser comprendido o aceptado por todos los usuarios.
- Enfoque en el ecosistema: Como se mencionó anteriormente, Yape y Plin no solo buscan ser métodos de pago, sino plataformas integrales que fomenten el comercio y ofrezcan servicios bancarios. El biopago, por sí solo, no genera este tipo de interacción ni fomenta la creación de un mercado propio. En otras palabras, no contribuye a la estrategia de retención y fidelización que estas empresas están implementando.
- Seguridad y privacidad: Aunque el biopago es considerado seguro, también genera preocupaciones sobre la privacidad de los datos biométricos. En un contexto donde la confianza en las instituciones financieras y tecnológicas aún se está construyendo, la adopción de estas tecnologías podría enfrentar resistencia por parte de los usuarios.
El futuro de los pagos digitales en Perú
En lugar de adoptar tecnologías como el biopago, Perú está siguiendo un camino diferente, centrado en la creación de un ecosistema financiero digital que integre pagos, comercio y servicios bancarios. Las billeteras digitales están liderando esta transformación, y su éxito radica en su capacidad para entender las necesidades y comportamientos de los usuarios peruanos.
Mientras que en otros países el biopago puede ser una solución viable, en Perú el enfoque está en hacer que los usuarios dependan de plataformas que ofrezcan un valor agregado más allá de la simple transacción. Esto no solo genera rentabilidad para las empresas, sino que también impulsa la inclusión financiera y el desarrollo del comercio digital en el país.
En conclusión, el biopago no es rentable en Perú porque no se alinea con la estrategia de las billeteras digitales locales, que buscan crear un mercado propio y fomentar la dependencia del usuario hacia sus plataformas. En lugar de competir con tecnologías avanzadas, Yape y Plin están construyendo un ecosistema que responde a las necesidades específicas del mercado peruano, demostrando que la innovación no siempre consiste en adoptar las últimas tendencias, sino en entender y satisfacer las demandas locales.