A partir de octubre de 2025, millones de computadoras con Windows 10 que no sean aptas para actualizarse a Windows 11 se enfrentarán a un dilema: continuar utilizándolas sin actualizaciones de seguridad, reciclarlas o buscar alternativas. Aunque el sistema operativo seguirá funcionando, Microsoft ya no proporcionará soporte ni actualizaciones, lo que expone a los dispositivos a vulnerabilidades. Esta situación marca una de las mayores operaciones de obsolescencia programada en la historia.
El panorama actual de Windows 10 y 11
Según datos de Statscounter de julio de 2023, el 64 % de los equipos con Windows seguían utilizando Windows 10, mientras que solo un 30 % había migrado a Windows 11. Esto refleja la reticencia de muchos usuarios a actualizar, no necesariamente porque sus equipos sean obsoletos o ineficientes, sino por las estrictas exigencias de hardware, como el chip TPM (Trusted Platform Module), que se ha convertido en un requisito obligatorio para instalar Windows 11.
El chip TPM es responsable de gestionar claves criptográficas y mejorar la seguridad de los dispositivos, pero su ausencia ha dejado fuera a millones de PCs que, pese a ser potentes y funcionales, no pueden actualizarse al nuevo sistema operativo.
¿Qué pasará después de octubre de 2025?
Windows 10 seguirá funcionando después de esa fecha, pero dejará de recibir parches de seguridad, lo que aumenta el riesgo de ciberataques. Usar Windows 10 para actividades sensibles, como banca en línea, será más peligroso sin las actualizaciones. En ese contexto, los usuarios deben decidir si seguir con un sistema vulnerable, cambiar a Windows 11 si es posible o migrar a otro sistema operativo.
Es previsible que muchos opten por continuar con Windows 10, especialmente aquellos que no puedan permitirse un nuevo equipo. No obstante, incluso quienes adquieran un nuevo PC podrían no acceder a las funcionalidades más avanzadas de Windows 11, como Copilot+, ya que requieren especificaciones de hardware muy particulares.
Opciones para actualizar a Windows 11
Antes de asumir que un equipo no es compatible con Windows 11, se debe verificar su compatibilidad según las directrices de Microsoft. En algunos casos, el chip TPM podría estar presente pero desactivado, y una actualización del firmware podría activarlo. Para asegurarse de que todo el hardware esté al día, se puede utilizar software como Driver Identifier para rastrear y actualizar los controladores.
Si el equipo sigue sin ser compatible, existen guías en línea que explican cómo instalar Windows 11 en dispositivos no compatibles. Aunque Microsoft no bloquea estas instalaciones, los usuarios podrían encontrarse con limitaciones o problemas de rendimiento.
Alternativas a Windows: Linux y ChromeOS Flex
Para quienes no quieran invertir en un nuevo PC ni lidiar con las limitaciones de compatibilidad, una alternativa es abandonar Windows y optar por sistemas operativos como Linux o ChromeOS Flex.
- Linux: Distribuciones como Ubuntu son gratuitas, seguras y ofrecen una experiencia de usuario amigable. Linux es conocido por su estabilidad y por mantener viejos equipos funcionando sin problemas.
- ChromeOS Flex: Este sistema operativo ligero de Google es rápido, seguro y está diseñado para ordenadores antiguos. Sin embargo, no es compatible con muchas aplicaciones de Windows, aunque para la mayoría de usuarios que usen aplicaciones web, puede ser una excelente opción.
¿Es una buena inversión comprar un PC Windows barato hoy?
Comprar un PC económico que ejecute Windows 11 puede parecer una solución rápida, pero a largo plazo podría convertirse en una mala inversión. PCs de bajo costo suelen carecer del hardware necesario para mantenerse al día con actualizaciones futuras o aprovechar las funciones avanzadas, como la inteligencia artificial integrada en Windows 11.
Para asegurar una mayor durabilidad, es preferible invertir en equipos con características de última generación, como los Asus ProArt P13 y Asus P16, que incluyen puertos USB 4.0, procesadores AMD Ryzen AI 9 HX 370 (esenciales para el uso de Copilot+) y 32 GB de memoria LPDDR5X. Además, cuentan con estándares de resistencia militar MIL-STD 810H, lo que les permite soportar condiciones extremas y accidentes como derrames de líquidos, así como la posibilidad de reemplazar componentes clave como la batería o el disco duro SSD, lo que prolonga su vida útil.
Conclusión: Mirando al futuro
La obsolescencia programada de Windows 10 obliga a los usuarios a tomar decisiones importantes sobre el futuro de sus equipos. La clave está en elegir sabiamente: invertir en tecnología avanzada y resistente asegurará que el PC tenga una vida útil más larga y evite la necesidad de reemplazarlo en pocos años. Mientras tanto, sistemas alternativos como Linux o ChromeOS Flex ofrecen opciones viables para quienes quieran prolongar el uso de sus dispositivos sin comprometer la seguridad.