18 de octubre de 2024

El Foro Global de Internet contra el Terrorismo (GIFCT, por sus siglas en inglés) fue creado con un ambicioso objetivo: detener la difusión de contenido terrorista en internet. Fundado en 2017, este organismo nació de la colaboración entre algunas de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo, como Meta (antes Facebook), Google, X (anteriormente Twitter) y Microsoft, con la finalidad de crear una alianza global para identificar, rastrear y eliminar contenidos que fomentaran la violencia extremista. Sin embargo, en los últimos tiempos, esta misión ha comenzado a desmoronarse, y según una reciente investigación periodística, el mal funcionamiento del GIFCT estaría vinculado directamente a la falta de compromiso de las propias empresas que deberían liderar este esfuerzo.

Un sistema que se desmorona

De acuerdo con una investigación publicada por Wired, el GIFCT está lejos de cumplir su objetivo inicial. Lo que una vez fue un esfuerzo colectivo para abordar un problema global parece estar colapsando bajo el peso de la inacción y la falta de cooperación. La salida de X (anteriormente conocida como Twitter) de la junta de la organización, así como el veto de plataformas como TikTok, han generado grandes vacíos en la efectividad del foro para contener la radicalización en línea.

Esta salida de importantes actores ha dejado al GIFCT debilitado y con menos recursos para enfrentar el constante crecimiento de contenido extremista. Según la investigación, muchas de las plataformas que deberían estar al frente de la lucha contra la radicalización en línea están contribuyendo, intencionalmente o no, al problema. Meta, Google, X y Microsoft han sido señaladas por la falta de seguimiento a los acuerdos y las acciones necesarias para frenar la expansión de contenidos que promueven la violencia.

¿Por qué el terrorismo digital es un desafío constante?

Internet se ha convertido en un espacio donde los grupos extremistas y terroristas encuentran vías para comunicarse, reclutar nuevos miembros y difundir sus ideologías. Esto es particularmente problemático en las redes sociales, donde los mensajes pueden llegar a millones de personas con facilidad. Plataformas como Facebook, YouTube, Twitter y TikTok han sido utilizadas con frecuencia por estos grupos para diseminar contenido radical y atraer a personas vulnerables.

Para contrarrestar esta amenaza, el GIFCT diseñó un sistema para identificar y eliminar rápidamente los contenidos relacionados con el terrorismo y la violencia extremista. Una de las herramientas clave en esta lucha es la base de datos compartida de hashes, un sistema que permite a las plataformas reconocer y eliminar automáticamente imágenes y vídeos relacionados con actividades terroristas. Cuando una imagen o vídeo terrorista es identificado en una plataforma, su «huella digital» (hash) se añade a la base de datos, lo que facilita que otras plataformas la eliminen rápidamente si el contenido aparece en sus propios servicios.

No obstante, con la retirada de grandes actores como X y la resistencia a incluir a otras plataformas populares como TikTok, esta herramienta ha perdido gran parte de su efectividad. Sin la cooperación de estas gigantes tecnológicas, los extremistas han encontrado formas de continuar difundiendo sus mensajes sin demasiada oposición.

La investigación de Wired: ¿Dónde fallan las grandes tecnológicas?

La investigación de Wired revela varios problemas estructurales dentro del GIFCT y en la actitud de las principales empresas tecnológicas en la lucha contra el terrorismo digital. Entre los principales hallazgos destacan:

  • X abandona la junta: El retiro de X del liderazgo del GIFCT ha sido uno de los golpes más duros para la organización. Anteriormente, X había sido una de las plataformas más activas en la eliminación de contenido terrorista, pero su salida de la junta directiva del GIFCT marca un cambio de rumbo que ha dejado un vacío en la estructura del foro.
  • Meta, Google y Microsoft no priorizan la lucha: Aunque estas tres gigantes tecnológicas siguen siendo miembros del GIFCT, la investigación sugiere que han reducido su compromiso con la causa. Fuentes internas afirman que estas empresas no están proporcionando los recursos y el seguimiento adecuados para cumplir con las metas del foro. En algunos casos, incluso se les acusa de haber politizado la lucha contra el contenido terrorista, priorizando sus propios intereses corporativos sobre la seguridad global.
  • El veto a TikTok: La exclusión de TikTok del GIFCT es otro punto crítico. Aunque TikTok ha crecido rápidamente y se ha convertido en una de las plataformas más utilizadas a nivel mundial, ha sido excluida del foro, lo que significa que sus esfuerzos por combatir el terrorismo de manera coordinada con otras plataformas son mínimos. Esta exclusión ha permitido que el contenido extremista se siga compartiendo en TikTok sin las mismas restricciones que otras redes sociales imponen a través de la base de datos de hashes compartida.

El impacto de la descoordinación en la radicalización en línea

La falta de cooperación y el desmoronamiento de la estructura del GIFCT han tenido consecuencias visibles. Según diversas fuentes cercanas a la investigación, la inacción de las grandes tecnológicas ha facilitado la expansión de la radicalización en línea, lo que significa que cada vez más personas son vulnerables a ser reclutadas o influenciadas por grupos extremistas.

El terrorismo digital no solo implica la difusión de ideas radicales, sino también la planificación de ataques en el mundo real. El uso de plataformas sociales por parte de grupos extremistas ha sido documentado en numerosos atentados en todo el mundo, incluidos ataques terroristas en Nueva Zelanda, Francia y Estados Unidos. La capacidad de estos grupos para difundir sus mensajes y coordinar acciones a través de las redes sociales demuestra la importancia de una acción global y coordinada para combatir esta amenaza.

¿Qué sigue para el GIFCT?

El futuro del GIFCT es incierto. Mientras que algunas voces dentro del organismo abogan por una reforma interna que pueda reactivar el compromiso de las grandes empresas tecnológicas, otras creen que el modelo actual ha fracasado y debe ser reemplazado por una nueva estructura más transparente y efectiva.

Es evidente que la lucha contra el terrorismo digital requiere la cooperación activa de todas las plataformas, especialmente las más grandes y populares. Sin la participación de actores clave como X, TikTok, Meta y Google, el esfuerzo por detener la radicalización en línea seguirá siendo insuficiente.

Por otro lado, los gobiernos y las autoridades de todo el mundo deben ejercer una mayor presión sobre las empresas tecnológicas para garantizar que cumplan con sus responsabilidades. En algunos casos, esto podría implicar la creación de regulaciones más estrictas que obliguen a las plataformas a compartir datos y actuar más rápidamente contra el contenido extremista.

Conclusión: una batalla por librar

La situación actual del GIFCT refleja una crisis en la gestión de contenidos terroristas en internet. Si bien las plataformas digitales tienen el poder de frenar la propagación de mensajes de odio y violencia, el desmoronamiento de la cooperación entre ellas y la falta de acciones contundentes están permitiendo que el problema siga creciendo.

Para que la lucha contra el terrorismo digital sea efectiva, es necesario que las grandes empresas tecnológicas dejen de lado sus diferencias y trabajen juntas para crear un entorno en línea más seguro. La inacción no solo pone en peligro a las personas vulnerables que pueden ser radicalizadas, sino que también socava la confianza en las plataformas digitales como herramientas de comunicación y conexión social.

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