En el vertiginoso campo de la computación cuántica, Google marcó un hito significativo en 2019 al anunciar que su procesador cuántico, Sycamore, había logrado la «supremacía cuántica».
Este término describe el punto en el que una computadora cuántica puede realizar cálculos que serían prácticamente imposibles para las computadoras clásicas en un tiempo razonable. Google afirmó que Sycamore había resuelto un problema específico en 200 segundos, una tarea que, según ellos, tomaría unos 10,000 años para la supercomputadora más potente del momento. Sin embargo, este logro ha sido recientemente cuestionado por una red de computadoras convencionales chinas que lograron superar este desafío.
¿Qué es la computación cuántica y por qué es importante?
La computación cuántica utiliza principios de la mecánica cuántica para procesar información de maneras que las computadoras clásicas no pueden. Mientras que las computadoras clásicas utilizan bits como la unidad básica de información, que pueden ser 0 o 1, las computadoras cuánticas utilizan qubits, que pueden estar en superposición, representando simultáneamente 0 y 1. Esta característica, junto con el entrelazamiento cuántico y la interferencia cuántica, permite a las computadoras cuánticas procesar enormes cantidades de información a velocidades sin precedentes.
El hito de Google y la controversia
Cuando Google proclamó la supremacía cuántica, se trataba de un avance que prometía revolucionar campos como la criptografía, la inteligencia artificial, y la simulación de materiales. Sin embargo, los críticos señalaron que el problema resuelto por Sycamore, la generación de números aleatorios mediante circuitos cuánticos, era específico y no necesariamente útil para aplicaciones prácticas inmediatas. IBM, otro gigante en el campo de la computación cuántica, rápidamente cuestionó los resultados de Google, sugiriendo que con ciertos ajustes, una supercomputadora clásica podría realizar la misma tarea en unos pocos días, no en milenios.
La hazaña de los ordenadores chinos
Recientemente, investigadores en China han llevado esta controversia un paso más allá. Utilizando una red de ordenadores convencionales, lograron resolver el mismo problema que Sycamore en un tiempo mucho menor al estimado por Google. La red china, utilizando técnicas avanzadas de optimización y paralelización, completó el cálculo en un tiempo significativamente reducido, cuestionando la afirmación de supremacía cuántica de Google.
Este desarrollo es significativo por varias razones:
- Optimización de la Computación Clásica: Demuestra que aún hay mucho potencial sin explotar en la computación clásica, especialmente cuando se utilizan redes de computadoras y técnicas avanzadas de optimización.
- Reevaluación de la Supremacía Cuántica: Obliga a la comunidad científica a reevaluar qué constituye la supremacía cuántica y a considerar problemas más complejos y de mayor utilidad práctica para futuros desafíos.
- Competencia Internacional: Subraya la intensa competencia global en el campo de la computación cuántica, con países como China invirtiendo fuertemente en esta tecnología y en técnicas para optimizar la computación clásica.
Implicaciones para el Futuro
La carrera por desarrollar computadoras cuánticas plenamente funcionales continúa, y este evento es un recordatorio de que los avances en la tecnología clásica aún pueden desafiar a las tecnologías emergentes. Si bien la computación cuántica promete revolucionar múltiples industrias, su camino hacia la supremacía real y la utilidad práctica generalizada está lleno de desafíos y competidores.
Google, IBM, y otros actores en el campo de la computación cuántica tendrán que considerar estos nuevos desarrollos al diseñar sus futuros experimentos y al definir los términos de sus logros. La comunidad científica, por su parte, seguirá observando y ajustando sus criterios y expectativas en esta emocionante y competitiva área de la tecnología.
En resumen, la reciente hazaña de los ordenadores convencionales chinos no solo humilla a la computadora cuántica de Google, sino que también recalibra las expectativas y la dirección futura de la computación cuántica y clásica.