23 de noviembre de 2025

Durante años, si le preguntabas a un programador qué opinaba de Microsoft, la respuesta solía ser algo así como:
👉 “El enemigo del software libre”.

Sí, la compañía de Windows fue acusada de cerrada, monopolista y poco amigable con el open source. Pero en la última década ocurrió algo inesperado: Microsoft pasó de ser el villano de la comunidad a convertirse en el dueño de las herramientas más usadas por los programadores del mundo.

¿Cómo lo lograron? ¿Realmente fue un plan maquiavélico… o simplemente un movimiento estratégico brillante?


🔹 Capítulo 1: El nacimiento de VS Code (2015)

En 2015 aparece Visual Studio Code, un editor de código gratuito, liviano, extensible y open source.

  • Multiplataforma (Windows, Linux, macOS).
  • Con miles de extensiones.
  • Con integración nativa con Git.

En pocos años, VS Code se convirtió en el editor número uno del planeta, destronando a Sublime Text, Atom y hasta al pesado Eclipse.

¿Coincidencia? Nada de eso. Era la primera ficha del dominó que Microsoft había colocado.


🔹 Capítulo 2: El golpe sorpresa, GitHub (2018)

En 2018 Microsoft compra GitHub, la casa de más de 100 millones de repositorios y el corazón del código abierto mundial, por la módica suma de 7.500 millones de dólares.

La comunidad se escandalizó:

“¿Microsoft dueño del código abierto? Esto no puede terminar bien…”

Pero lo cierto es que GitHub siguió funcionando, mejoró su integración con VS Code y, poco a poco, los programadores dejaron de verlo como un villano y comenzaron a aceptarlo como el nuevo “patrocinador” del open source.


🔹 Capítulo 3: El ecosistema perfecto

Aquí empieza la verdadera jugada maestra.

  • Escribes código en VS Code.
  • Subes tu repo a GitHub.
  • Despliegas tu app en Azure, la nube de Microsoft.

En otras palabras: todo el ciclo de vida del software pasa por Microsoft.

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entonces …

¿Microsoft conquistó a los programadores?

La comunidad de desarrolladores solía ser un espacio descentralizado, diverso y, sobre todo, desconfiado de las grandes corporaciones. Sin embargo, en los últimos años hemos visto cómo Microsoft se posicionó como un actor dominante, no a través de la imposición, sino de la seducción: comprando GitHub y lanzando al mundo el editor de código más usado de la actualidad, Visual Studio Code (VSCode).

A primera vista parece un cuento feliz: Microsoft abrazando el código abierto, apoyando a los programadores y facilitando herramientas de calidad gratuita. Pero, ¿de verdad es tan inocente esta jugada?


GitHub: ¿el paraíso del código abierto o una jaula de oro?

Cuando Microsoft adquirió GitHub en 2018, muchos en la comunidad lo tomaron como una traición al espíritu del open source. GitHub era la casa de millones de proyectos independientes, un espacio donde cualquier programador podía colaborar sin tener que rendir cuentas a una gran corporación.

Con la compra, Microsoft no solo se quedó con la infraestructura, sino también con una mina de oro de datos: millones de repositorios que revelan tendencias, tecnologías en crecimiento y hasta el comportamiento de los desarrolladores. Algunos críticos creen que esto no fue un gesto de apoyo, sino una estrategia de control: tener la plataforma donde se construye el futuro del software mundial.


VSCode: el editor gratuito que todos amamos… ¿o que todos debemos usar?

Visual Studio Code es, sin duda, una de las herramientas más potentes y amigables que existen hoy. Es rápido, tiene miles de extensiones y es gratuito. Pero detrás de esta aparente generosidad hay un punto inquietante: Microsoft se volvió dueña del editor de código más usado del planeta.

Esto significa que la forma en que millones de programadores trabajan, se integran y despliegan proyectos está mediada por una herramienta propiedad de una sola empresa. Sí, el núcleo de VSCode es open source, pero la versión que la mayoría descarga está empaquetada y controlada por Microsoft. ¿Casualidad? Difícil creerlo.


¿Un plan oculto?

Parece exagerado pensar en conspiraciones, pero tampoco sería la primera vez que Microsoft usa tácticas agresivas para dominar un mercado. ¿Recuerdas el Internet Explorer impuesto en los 90? Hoy la estrategia es distinta: ya no fuerzan, seducen con software gratuito y «abierto».

La pregunta es: ¿qué pasará el día que dependamos tanto de sus herramientas que sea imposible escapar? ¿Qué ocurrirá si deciden cerrar funcionalidades, integrar más servicios de Azure de forma obligatoria o usar nuestros datos de programación para sus propios intereses?


Conclusión

Microsoft logró algo que parecía impensable: convertirse en el mejor amigo de los programadores. Pero bajo ese disfraz amable sigue siendo la misma multinacional con intereses económicos gigantescos. GitHub y VSCode son útiles, sí, pero también son un recordatorio de que estamos trabajando dentro del ecosistema de una corporación que siempre busca beneficios propios.

¿Es esto el futuro inevitable del desarrollo de software? ¿O aún queda espacio para herramientas verdaderamente libres, descentralizadas y ajenas al control de las grandes tecnológicas?

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